¡INFORME ESPECIAL! Pachelly ha marcado con terror y muerte la historia de Bello

Por varios años ha causado dolor en muchas familias de Bello, ha extorsionado el comercio en general, se ha aprovechado de los jóvenes vulnerables y […]

Más de la mitad de los homicidios ocurridos este año en Bello, obedecerían a la confrontación armada entre Niquía Camacol y el Mesa, contra Pachelly. /FOTO: CARLOS VELÁSQUEZ.

Por varios años ha causado dolor en muchas familias de Bello, ha extorsionado el comercio en general, se ha aprovechado de los jóvenes vulnerables y ha causado dolores de cabeza a los gobernantes de turno y por ahí derecho a las autoridades policiales, fiscales y militares. Esa es la estructura delincuencial Pachelly.

Arraigada en el barrio que lleva su nombre, se conformó aproximadamente hace 25 años y comenzó comandada presuntamente por Jader Alberto Jaramillo Botero, alias Gancho, quien desapareció el 14 de julio de 2010, cuando salió a visitar a su madre. Desde ese día las autoridades no volvieron a tener rastros de él.

Él es Jader Alberto Jaramillo Botero, alias Gancho. Desde el 2010 se encuentra desaparecido. /FOTO: ARCHIVO.

Crecieron con los años

En principio, la organización se dedicó a la piratería terrestre, el sicariato, el hurto de vehículos, el robo a entidades bancarias. Con los años evolucionó e incursionó en el narcotráfico, lo que lo llevó a que se hiciera más beligerante y expandiera su actividad criminal.

“Lo que estamos observando con investigación y con inteligencia, es que tienen bastante empoderamiento criminal en temas de rentas criminales, en temas de poder constantemente estar reclutando a adolescentes con el fin de que les sirva para sus intenciones delincuenciales”, explicó el comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, brigadier general Eliécer Camacho Jiménez.

Dichas rentas criminales las obtienen del tráfico de estupefacientes, la extorsión al comercio y al sector de la construcción. En muchas ocasiones exigen la entrega de apartamentos a las empresas constructoras para desarrollar con normalidad el proyecto, informaron a Q’HUBO investigadores judiciales. También realizan el sicariato, pero para ejercer control territorial.

67 delincuentes tienen las autoridades identificados como integrantes de la estructura.

150 millones de pesos semanales recibiría la organización producto de las actividades ilegales.

Dicho control no solamente lo tienen en los barrio Villa María, el Trapiche, Valadares, Araucarias y Villa Linda, la organización expandió sus tentáculos hacia algunos sectores de Medellín y varios municipios del departamento ubicados por fuera del Valle de Aburrá.

Los presuntos jefes están identificados

En la actualidad la organización delincuencial es presuntamente comandada por Francisco Emilio Mazo Pulgarín, alias Pocho, y Albert Antonio Henao Acevedo, alias Albert, por quienes las autoridades ofrecen hasta 50 millones de pesos por información que permita la captura.

Ambos, debido al cerco policial y la guerra que libran con el grupo delincuencial El Mesa, en alianza con Niquía Camacol, se movilizarían por todo el área metropolitana o incluso en municipios del Oriente antioqueño, con el objetivo de no ser capturados o ser blancos de posibles atentados, detallaron fuentes cercanas a Q’HUBO.

También se conoció que ambos hombres poseerían el mismo poder en la organización y que tendrían bajo su mando unas 67 personas, todos perfilados por los investigadores de la Sijín.

Por ambos la Policía ofrece hasta 50 millones de recompensa por quien entregue información que permita su captura. Para suministrar información, podrá llamar al 123, 321 394 62 61 o 321 394 61 70.

Ha sido golpeada

La organización no ha sido ajena a golpes, según Camacho Jiménez, “se presume y se pensaría que el grupo delincuencial Pachelly ha tenido una afectación grande por parte del grupo delincuencial El Mesa y el grupo delincuencial que opera en Altos de Niquía”, como lo fue el asesinato en la cárcel de Cómbita (Boyacá), de Alejandro Mazo Pulgarín, alias Titi, presuntamente ordenado por el ya capturado Gustavo Adolfo Pérez Peña, el Montañero, presunto cabecilla del Mesa.

En cuanto a los asesinatos, de los 62 homicidios ocurridos en Bello este año, 16 de ellos habrían sido cometidos por miembros de El Mesa y Niquía Camacol y las víctimas serían integrantes de Pachelly, mientras que está última habría asesinado a 20 presuntos miembros de las estructuras rivales. Los crímenes restantes no tendrían vínculo alguno con la confrontación armada.

“Es una lucha y confrontación que tienen por territorio y la venta de sustancias estupefacientes”, explicó Claudia Carrasquilla, la exjefe de fiscales de la Unidad contra el Crimen Organizado de la Fiscalía General de la Nación.

Pero no todos los golpes han sido por parte de las estructuras criminales, la institucionalidad ha hecho su trabajo. El 15 de mayo fue capturado Arley David Cano Gómez, alias Tapas, señalado de ser un peligroso y sanguinario sicario; también cayó Danilo Andrés Taborda Betancur, alias Juanco, presunto coordinador de venta de estupefacientes, las extorsiones y de realizar alianzas criminales con estructuras de Medellín, y Juan Pablo Giraldo Cardona, señalado de participar en el asesinato de una niña de 2 años de edad, en el 2016.

En total, entre el 2019 y este 2020, han logrado capturar a 75 integrantes directos, entre estos 2 cabecillas de segunda línea y 9 coordinadores de zona.

Estarían firmes

Pese a las bajas, “el poder militar, económico y territorial lo mantienen”, aseguró el director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), Luis Fernando Quijano. Esto los llevó tener contacto y una especie de vínculo con la organización criminal más poderosa del país, el Clan del Golfo, comandada por Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel.

“Los tenemos relacionados con algunos apoyos, no de presencia, pero si con algún apoyo personal del Clan del Golfo en temas de tráfico de drogas, armamento”, indicó el brigadier general.

Pachelly estaría siendo subcontratada para temas de microtráfico y narcotráfico, estupefacientes que son distribuidos en el Suroeste de Antioquia, zona donde el Clan tiene una alta injerencia, indicó Carrasquilla.
Por ahora, las autoridades seguirán luchando contra Pachelly y las demás organizaciones criminales de Bello para que los habitantes puedan regresar a la tranquilidad.