“Más que compañeros, en la empresa tengo hermanos”

No le dio pena abordarlo, por más que fuera el gerente de Colanta. La oportunidad estaba servida: Genaro Pérez se encontraba de visita en Carolina […]

Carlos está casado con Gilma Palacio y tienen dos hijos: los gemelos Carlos Leandro y Juan Esteban, de 27 años./FOTO: EDWIN BUSTAMANTE.

No le dio pena abordarlo, por más que fuera el gerente de Colanta. La oportunidad estaba servida: Genaro Pérez se encontraba de visita en Carolina del Príncipe, en una de sus acostumbradas correrías por los municipios lecheros del Norte de Antioquia, y Carlos, con 18 años, quería trabajar tras haberse graduado como bachiller normalista.

Colanta no era una cooperativa desconocida para él, ya que su papá era asociado al tener una finca lechera en ese pueblo. Ese fue también otro de los motivos por los cuales quiso acercársele a Pérez, aún cuando no lo conociera, y pedirle una oportunidad laboral, así no tuviera experiencia.
Y se la dio. Su arrojo,
sumado a un empujón que le dio su mamá, Gema Giraldo, le permitió ingresar a la cooperativa como auxiliar de producción en una de las plantas de Itagüí.

La historia ocurrió hace 36 años, el tiempo que lleva Carlos vinculado a Colanta. Allí, además de auxiliar, se ha desempeñado como supervisor de producción, estuvo tres años en el departamento de ventas en la sede del barrio Caribe y desde 2008 es el coordinador de producción de la planta de concentrados en Itagüí.

Además, en la cooperativa ha sido jefe de la brigada de bomberos, una labor que le apasiona, un ‘encarrete’ donde ha servido en las tareas de seguridad y salud en el trabajo, control de riesgo; un servicio ‘bonito’ donde se desenvuelve con soltura.

A los 16 años de haber ingresado a la compañía, Carlos –nacido en San Pedro de los Milagros hace 54 años– quiso estudiar una carrera, con el permiso de la empresa. Su gusto por las matemáticas, los sistemas y las comunicaciones lo inclinaron por cursar ingeniería de sistemas en la Institución Universitaria de Envigado. El diploma lo obtuvo en 2012, y si bien no ha ejercido cargos relacionados, la profesión le ha servido para mejorar sus aptitudes en las áreas donde se ha desempeñado.

“Me siento en familia”

Tantos años en la cooperativa le han servido para consolidar y afianzar una relación con sus compañeros de trabajo, a quienes más que eso, los considera como unos “hermanos”, en especial a aquellos con los que ha compartido la totalidad del tiempo que lleva allí.

Su orgullo, y lo que más lo ha marcado, ha sido haber sido partícipe del crecimiento de la cooperativa, la cual cuando llegó aún tenía un alcance muy regional, pero ahora tiene una proyección mucho mayor.

Cuando ve llegar a jóvenes que, como él a sus 18 años, recién comienzan su tránsito en la organización, Carlos les aconseja que aprovechen cada oportunidad que les sea brindada para crecer como personas y como profesionales, y con ello se vayan forjando su propio futuro.

“Muchos llegan recién graduados, sin nada: ni casa, ni una familia establecida, sin hijos, pero les digo que si se dedican juiciosos, a trabajar, y tienen la posibilidad de estudiar, lograrán muchas cosas”, sostiene.

Su sueño es seguir participando del crecimiento de la cooperativa, aportando para la consolidación de sus resultados, y en lo personal poder tener la posibilidad, en los años que le quedan de trabajo, conocer más procesos, más plantas en las cuales pueda sumar el cumplimiento de los objetivos.

Sus aprendizajes

  1. “Sin ser zootecnista o médico veterinario, he aprendido del proceso de concentrados y materias primas de la alimentación de los animales”.
  2. “Hay cosas que no se aprenden en las universidades. Trabajando en la planta de concentrados pude adquirir el conocimiento que necesitaba para desempeñarme en este proceso. Ha sido una experiencia maravillosa”.

Sebastián Aguirre Eastman.