30 años repartiendo buenas noticias

Víctor Mauricio García Rodríguez no se ve ni tiene intenciones de trabajar en otra empresa que no sea El Colombiano, la que ha sido su […]

Víctor García, coordinador de Logística y Distribución, lleva 30 de sus 50 años de vida vinculado a la casa editorial El Colombiano. /FOTO: JAIME PÉREZ

Víctor Mauricio García Rodríguez no se ve ni tiene intenciones de trabajar en otra empresa que no sea El Colombiano, la que ha sido su casa por 30 de sus 50 años y en la que comenzó como repartidor de suscripciones, luego fue supernumerario, supervisor y coordinador de Reparto hasta llegar, hace 15 años, al cargo de coordinador de Logística y Distribución.

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Con su trabajo ha podido hacer una carrera como administrador de empresas, ser especialista en logística integral y gerencia de proyectos, y lo mejor: brindarles a su esposa Luz Melby y sus hijos Richarth y Jasson, de 25 y 22 años, bienestar y tranquilidad.

En sus palabras, Víctor nos cuenta cómo ha sido su experiencia, los logros que ha podido conseguir con su trabajo y algunas anécdotas que le han ocurrido en sus recorridos permanentes por la ciudad.

Un impulso para conseguir sus metas

Siempre he valorado todos los logros que tengo gracias a mis estudios. En eso la empresa siempre me apoyó brindándome auxilios y por eso he logrado escalar posiciones”.

Logros materiales y familiares

“La compensación recibida me ha permitido conseguir muchas cosas materiales, un carro, una casa, he hecho viajes, pero lo que más valoro es que con todo eso hemos podido tener una familia y crecer juntos, y ver que ellos también logran sus cosas es una satisfacción personal. Mi esposa es profesional, mi hijo mayor también, el menor está en ese camino. Eso también son mis logros”.

Trabajar mientras los demás duermen

“Hace un tiempo comenzábamos las labores de repartición a las 4:00 de la mañana y terminábamos al mediodía, ahora iniciamos más temprano, a la 1:00. Yo buscaba un trabajo así porque eso me permitiría estudiar en el resto del tiempo que me quedaba, además de que en la empresa me iban a ayudar económicamente.

“Soy una persona trabajadora, organizada, responsable con lo que se le encomienda y que cumple con los objetivos de la empresa”. / FOTO: JAIME PÉREZ.

De todos modos, al trabajar de madrugada uno está muy expuesto, más en una ciudad como esta donde uno está tan vulnerable, y en la que fácilmente es señuelo para ladrones”.

Una experiencia temerosa

Verificando algunas rutas en sectores de la ciudad a veces nos encontramos con grupos delincuenciales en las esquinas, en rumbas y tirando vicio, y me da susto porque no conozco qué tipo de gente es. Además a veces le preguntan a uno cosas. Antes manejábamos unos radios para comunicarnos y eso empezaba a sonar, entonces pensaban que éramos policías”.

Y una experiencia positiva

“Cuando era repartidor y cubría el barrio El Poblado, por el sector de El Campestre, había una empleada doméstica que cuando llegaba con el periódico me recibía con chocolate caliente. Eso me motivaba mucho, imagínese cómo caía de bien a esa hora”.

La satisfacción de escalar en su trabajo

“Yo empecé siendo repartidor y ahora soy coordinador logístico, eso es algo muy satisfactorio, siento que cuento con el apoyo de los jefes y los compañeros, y que juntos hemos podido transformar esta área que antes era solo de reparto, algo más informal, lo que cada uno pudiera hacer, y ahora tenemos procesos de logística y distribución, con indicadores. Me enorgullece hacer parte de ese cambio, de esa nueva estructura y de estar al frente de eso y administrarlo para que sea un proceso eficaz y eficiente”.

Tiempo para sus hijos

“Como terminaba turnos temprano, pude estar mucho tiempo con mis hijos cuando estaban creciendo, me ponía a hacer tareas con ellos y a las 5 de la tarde salíamos a jugar. Valoro mucho eso, que pude disfrutar de esa etapa. Este trabajo lo vuelve a uno muy hogareño, porque pierde vida social, pero pasa más tiempo con la familia”.

Por Sebastián Aguirre para Q’HUBO Medellín