Una mujer llevó el celular a arreglar pensando que estaba malo, pero se dio cuenta que lo que pasaba era que sus hijos no la llamaban

Triste porque no recibía llamadas en su teléfono celular por parte de sus hijos, una mujer llevó su equipo a un sitio especializado para que […]

Un segundo técnico de celulares se puso la mano en el corazón y ayudó a Aurora. /IMAGEN: TOMA DE VIDEO.

Triste porque no recibía llamadas en su teléfono celular por parte de sus hijos, una mujer llevó su equipo a un sitio especializado para que se lo repararan, sin embargo, el técnico se dio cuenta que estaba bueno y descubrió que realmente eran los hijos quienes no la llamaban.

La conmovedora historia, que tuvo un final feliz y fue divulgada en videos de cámaras de seguridad, sucedió en México. Aurora Hernández, una adulta mayor, llegó a la Plaza de la Tecnología, un centro comercial de Ciudad de México, buscando un técnico para que repara su celular.

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Arribó a un local y le dijo al técnico: “Es que mire, tengo un año o más de un año que mis hijos no me contestan y pues yo digo: ¿qué pasa? El celular parece que no sirve, cómo no me van hablar mis hijos”.

El trabajador le pidió a la mujer 1500 pesos mexicanos ($ 293.532 al cambio de hoy), pero ella, entre lágrimas, manifestó no tener ese dinero.

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Otro técnico de un local aledaño escuchó la conversación y la llamó. Aurora se acercó llorando, le contó que la otra persona le había pedido una gran cantidad de plata, que no la tenía y que lo único que deseaba era hablar con sus hijos.

El técnico se dio cuenta de lo que estaba pasando y descubrió que el equipo estaba bueno, pero le pidió a esta adulta mayor que volviera 2 días después por el teléfono.

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El mismo técnico contactó a uno de sus hijos, le explicó lo que estaba ocurriendo y le manifestó que lo único que quería era hablar con sus hijos; “no sé si se puede hacer ese milagrito”, dijo el buen hombre.

Sorprendentemente días después, Aurora fue al taller con uno de sus hijos a buscar el celular. El técnico le dijo una mentira piadosa a la abuela comentándole que al equipo no le entraban las llamadas. La anciana fue a pagarle por el trabajo pero el técnico se negó a recibir el dinero.