“Muchos no le dedican el tiempo a capacitarse”

Cuando uno nace en una familia en la que la mamá y nueve tíos son profesores, las posibilidades de que haga lo mismo en su […]

Cristian Camilo Barón tiene 34 años y vive en Rionegro. /FOTO: CARLOS VELÁSQUEZ.

Cuando uno nace en una familia en la que la mamá y nueve tíos son profesores, las posibilidades de que haga lo mismo en su vida son muy altas. Cristian Camilo Barón, casi desde que llegó al mundo, tenía predestinado ese futuro.

En efecto, encontró en la educación la manera no solo de ganarse la vida, sino de divertirse porque disfruta lo que hace. Y halló el camino desde muy joven, sin ni siquiera haber entrado a un aula, pues al ser papá muy joven –a sus 18 nació su hija, Sara Manuela, quien hoy ya tiene 16–, tuvo que comenzar a trabajar a esa edad, ofreciendo formación informal.

“Me enamoré”

Cristian vive solo en la actualidad, pero tiene claro que el amor de su vida es la enseñanza. Para eso se inscribió en la Licenciatura en Educación de la Universidad Luis Amigó, de donde habían egresado la mayoría de sus familiares profesores.

Luego de graduarse estuvo recorriendo varias instituciones educativas por cinco años, en los que en la mayoría tenía contrato de enero a noviembre. Trabajando en uno de El Poblado, este adquirió una plataforma educativa con la que Cristian comenzó a interactuar creando contenidos sin tener conocimientos previos.

Al ver sus habilidades, la empresa que creó la plataforma lo contactó y le propuso que en diciembre, que no tenía contrato vigente con el colegio, trabajara con ellos y evaluara en enero si le gustaba y se quería quedar, o sino siguiera con lo que hacía.

“Me enamoré de la formación empresarial”, recuerda Cristian, y decidió seguir por ese camino.

“Nadie me contrataba”

La empresa quebró, así que Cristian debió volver a trabajar en un colegio, pero la inquietud ya estaba sembrada: la formación empresarial con plataformas educativas le había llamado la atención.

Ahí fue la primera vez que le picó el interés por crear una empresa. Además, había otra razón de peso: al haberse graduado de la licenciatura con énfasis en informática, cuando presentaba su hoja de vida nadie lo contrataba.

Pero le resultó trabajo. Era una compañía donde le dieron la oportunidad de testear el conocimiento adquirido, liderando su transformación digital. Llegó a tener un área con 15 personas a cargo, y creyó que había llegado el momento de cumplir su sueño: crear una empresa.

“Me quedé sin plata”

Ese primer impulso, hace seis años, no le dio buenos resultados. Reconoce sin pena: “no fui capaz”. A los pocos meses no tenía plata y quiso devolverse para comenzar de nuevo.

Entró a una empresa grande del sector de los cueros, donde le pusieron un reto: crear una universidad corporativa interna, donde pudiera implementar proyectos de formación para sus empleados.

Ese plan le comenzó a generar un retorno de la inversión a la empresa, y de nuevo a Cristian le entró el deseo: “yo quiero montar empresa”. Otra vez.
No tenía ni idea de cómo, así que buscó apoyo en la Cámara de Comercio,
donde creyeron en él. Específicamente en el programa Crecer es posible le dieron ese empujón que necesitaba. Creó la estructura corporativa, se formalizó en mayo de 2019 y los clientes comenzaron a llegar.

Hoy tiene grandes proveedores, empresas de las más importantes del país con las que incluso hasta ha ganado reconocimientos internacionales por los modelos de gestión del conocimiento que ha desarrollado. El 1 de enero de este año le avisaron que habían obtenido The Bizz Awards, otorgado por World Confederation of Businesses por su excelencia empresarial.

¿Cuál fue su mayor reto?

“Yo nací en un sector vulnerable de Medellín, con pocos recursos, por eso tomé la decisión de traer a mi empresa personas cercanas a mi entorno y diseñarles lo que necesiten para que puedan trabajar conmigo. Mi hermana, administradora de empresas; el novio de ella, multimedia; unas primas diseñadoras gráficas y multimedia. Yo no les doy plata como apoyo, sino que los formo para que tengan la oportunidad”.

¿Qué consejos puede dar?

  • “Aprovechen el ecosistema de emprendimiento e innovación que hay en Medellín. Yo lo hice y comencé a conocer programas como Crecer es posible, en la Alcaldía también tienen”.
  • “Yo me gané un apoyo en Interactuar por $ 15 millones, y allá me decían que les resultaba difícil conseguir empresas a las cuales darles esa plata; la gente no se presenta, no va a las convocatorias, no va a a las formaciones. Yo comencé un curso con 50 personas y no terminamos ni 20”.
  • “Inviertan tiempo en su empresa. La gente cree que una empresa es comercializar lo que hacen y ya, pero hay que capacitarse, pasar de emprendedor a empresario, fortalecer la estructura de su organización”.

Sebastián Aguirre.