“Me levanto a diario con ganas de construir país”: Lina Rendón.

En la empresa de Lina la felicidad de los trabajadores es quizá más importante que las ventas mismas. Para ella no hay un mejor propósito […]

Lina María Rendón entiende que si los empleados están motivados en su trabajo, van a mejorar también su productividad y en ese sentido, si le va bien a la empresa le va bien a todos los colaboradores. /FOTO: JAIME PÉREZ.

En la empresa de Lina la felicidad de los trabajadores es quizá más importante que las ventas mismas. Para ella no hay un mejor propósito que ofrecer un entorno en el que los empleados trabajen contentos, vayan a sus casas, traten bien a sus familiares y tengan buena disposición para regresar al día siguiente.

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Fidelina no es una persona, tampoco es la hermana natural de Salvador y Vicente –tienen 9 y 6 años– pero es la otra hija de Lina. Con ella dio luz a una idea de negocio que construyó con su esposo Agustín, y con la que quiso resolver un problema que le pasó a ella y muchas mujeres más: que no les den trabajo por ser mamás o estar en embarazo.

“Me encontré una barrera muy dura, y es que por estar embarazada me negaron oportunidades laborales. Por eso decidí emprender, tenía dos niños chiquitos y eso a algunas empresas no les gusta”.

La concepción

Antes de que Fidelina germinara ya Lina había comenzado a emprender. Siendo diseñadora de modas y especialista en intervención creativa, casada además con un diseñador gráfico publicista, tuvo una marca de ropa casual femenina pero la cerró. Después trabajó en docencia un par de años y luego regresó a imaginar nuevas ideas.

“Pensamos con Agustín en hacer algo que fuese de la canasta familiar, que las personas usaran todos los días”, y comenzaron a diseñar y elaborar ropa interior femenina, pero con un diferencial: eran calzones ilustrados.

“Queríamos que las mujeres, al verse en el espejo se resaltaran la belleza propia y de lo que llevaban puesto, y no los defectos de su cuerpo”.

Expresa Lina, de 41 años.

Más que vender

El propósito era ir más allá de vender calzones bonitos. Por eso, ella le pidió a su hermana Natalia que la ayudara a darle carácter a la empresa, a formalizarla. “Mucha gente empieza a emprender y por falta de conocimiento en la parte empresarial y de administración se quedan”.

Y con Fidelina, ese nombre latino, sonoro, femenino, comenzó a verse en todo Colombia, luego en Centro y Suramérica y en Estados Unidos.

Diversidad y equidad

La experiencia que Lina tuvo al buscar empleo y al tiempo estar en embarazo le ha dado a Fidelina un carácter diverso y equilibrado, donde las personas tienen la tranquilidad de que pueden dedicarles tiempo a sus familias con “paz y libertad” para asumir sus responsabilidades.

De los 20 empleados directos que tienen, 11 son mujeres, y de los 27 cargos indirectos, 26 son ocupados por ellas.

“Todos los días me levanto con ganas de ayudar a construir país, dando buenos empleos, buenos salarios, con entornos positivos, que la gente venga a trabajar y sea feliz, si nos va bien a todos, a las personas le va a ir bien, y queremos que ese crecimiento se vea reflejado en sus vidas”.

Precisa Lina.

Que todos crezcan

En Fidelina, todos tienen las mismas oportunidades. Hace poco una colaboradora que se encargaba de oficios varios pasó al área de despachos, y quien la reemplazó también está casi lista para dar ese tránsito.

“Vamos viendo sus capacidades y vemos qué les gusta, les damos la libertad de que analicen en qué procesos se sienten mejor y así cada quien trabaja para ser feliz”.

Por Sebastián Aguirre para Q’HUBO Medellín.