Los placenteros fetiches que hay en Medallo… Hasta existe un negocio que vende placer con los pies

Emiliana entró a una tienda. Llevaba una minifalda, un celular en la mano y miraba coquetamente a quien atendía. El tendero cayó y le preguntó […]

/FOTO: CORTESÍA Y SHUTTERSTOCK.

Emiliana entró a una tienda. Llevaba una minifalda, un celular en la mano y miraba coquetamente a quien atendía. El tendero cayó y le preguntó qué cuándo salían. En el local había un cuarto detrás del mostrador. La joven, de piernas largas, delgada y de buen busto, le propuso que entraran a esa habitación. El tipo ni corto ni perezoso aceptó. Su celular estaba grabando todo, pues a la pareja de Emiliana le encantaba escuchar cómo la chica de 22 años tenía sexo con desconocidos. Ella lo hacía para complacerlo a él, un señor de 45 años.

“Él le llamaba a esto las ‘maldades’ y me decía que era una forma intensa de vivir la vida, pues era un hombre casado y su matrimonio lo aburría. Al principio lo disfrutaba mucho porque en cada encuentro íntimo, que buscaba con desconocidos para cumplir el fetiche de mi ex, actuaba de mala y eso me generaba algo rico. Él siempre buscaba la forma de masturbarse cuando me escuchaba del otro lado del teléfono. Esto pasó un montón de veces, la verdad no me acuerdo cuántas”, nos dijo la mujer que hoy en día tiene 27 años y pidió que le cambiáramos el nombre en esta publicación.

“Acostarme con otros hombres era lo único que lo excitaba”

El juego fetichista entre nuestra protagonista y el hombre que era su pareja duró 2 años, pues ella se cansó de este comportamiento y hasta le contó a la esposa del sujeto, quien aún sigue con él.

“Todo comenzó porque yo tenía un amor platónico, un presentador de televisión, y le conté que me fascinaría acostarme con ese personaje. Él me dijo que lo hiciera. A mí eso me fascinó y le comencé a escribir por las redes sociales al famoso, quien me copió y me dijo que fuéramos a almorzar, pero mi pareja me dijo que no, que lo único que iba a permitir era que tuviera sexo y que él pudiera escuchar. Acepté. Fuimos al apartamento y comenzamos a intimar y mi pareja escuchó todo. Pensé que solo pasaría esa vez, pero de ahí en adelante tenía que hacerlo con cualquiera, era la única forma de que él se excitara y yo empecé a sufrir”, aseguró la chica.

Emiliana afirmó que ese capítulo de su vida, que al principio lo disfrutó, se convirtió en una tortura y por eso tuvo que buscar ayuda psicológica. Y es que como dice el dicho: “Si has de hacer algo, es porque lo disfrutas”, y más si se trata de un tema sexual.

Venden placer a punta de pies

A las modelos de ‘Pies de Paisitas’ les piden todo tipo de cosas con esta parte del cuerpo. Ellas no tienen sexo entre si, solo se acarician los pies. /FOTOS PIES DE PAISITAS.

No podíamos tratar el tema de fetiches pasando por alto la podofilia, el del deseo por los pies. Aunque supimos de 3 residentes de Medellín que tienen este fetiche, ninguna quiso hablar con nosotros. Pero a falta de la historia de alguien que disfrute el sexo o se excite viendo, acariciando o besando pies, conocimos ‘Pies de paisitas’, un sitio web creado en la capital antioqueña que realiza “contenido erótico de exportación con los pies”, es decir, son especialistas en satisfacer a las personas que disfrutan de ese fetiche.

“La idea nació hace 16 años en Medellín, pero la web tiene 11. Ahí manejamos venta de contenido de pies, más que todo al mercado internacional. Aquí hay gente que le gusta, pero es más fuerte en países extranjeros. El de afuera busca mucho los pies de aquí porque las mujeres de Medellín son vanidosas y se los cuidan, cosa que en otros lados del mundo como que no se da”, nos contó su creador, Sergio Andrés Gamboa, quien inició este curioso emprendimiento con su esposa.

“Mi señora es la modelo más antigua. Todo nació por una idea de tesis y por hacer un piloto con un tema tabú. Colgamos un video y un par de fotos, esto en cuestión de 2 días había sido visto por 350 personas de todas partes del mundo, nos pedían más y más. Ahí vimos que había un proyecto muy interesante y echamos pa lante. Muy poca gente creyó en esto, incluso me decían que si estaba loco”, nos dijo el diseñador gráfico, quien se cranea todas las peticiones de sus clientes.

A Sergio ya nada lo sorprende, pues con su sitio web se ha dado cuenta que para gustos no hay disgustos y que cada cliente es un mundo diferente.

“(Risas) Nos piden muchas cosas, por ejemplo, que una modelo le dé a otra con un látigo en los pies, pero solo se muestra eso, los pies. También nos solicitan que con los pies pisen velas o caminen por un sendero de frutas, encima de una torta, que se los laven en una bañera, en fin, aquí nos piden cualquier cosa, esta parte del cuerpo para sentir placer. Además, aclaro que no es pornografía, pues no mostramos nunca ningún genital, ni siquiera las caras de las modelos porque no estamos vendiendo a nadie”, afirmó.

Aunque él no tiene el dato de cuántos paisas ingresan a su sitio web, pues “a los de aquí les da como pena contar sus gustos”, sí la tiene clara para hablar de sus mejores clientes.

“Nuestro segmento grande está en los árabes, esos son los más compradores. Es muy teso porque no solo es de un país, sino de toda esa parte del continente: Irak, Pakistán, Irán, mejor dicho, de todos esos lados. También hay rusos, alemanes, gente de Asia, en fin, de muchos lugares. Una cifra concreta es que el 60 % son árabes, un 15 % de Estados Unidos y el resto regadito”, afirmó. Este emprendedor vive de esto y cómo no si quienes gustan del negocio pagan hasta $ 80 dólares ($ 273.000) por un video. Su negocio ha llegado a tener hasta 400 modelos y en un día puede recibir hasta 500 correos.

“Aquí se paga en dólares. Una modelo se puede sacar 35.000 por una sesión fotográfica, 60.000 por un video y hasta 150.000 por un Skype”, nos aseguró el hombre que solo trabaja con chicas, pero nos dijo que también hay mujeres que pagan por los pies de los hombres. Este genio de contenido fetichista se siente feliz por su negocio y nos garantizó que la constancia fue lo que lo llevó al éxito. “Sé que fuimos los primeros en Sudamérica con este negocio. Lo más curioso es que esto se ve mucho más ahora que antes. Sepan que aquí los escucharemos sin juzgarlos”, puntualizó. ¡Increíble, no!

“Soy hombre y mi fetiche es vestirme como mujer”

Fetichismo travestista se le llama al placer de querer siempre vestirse con ropa correspondiente al sexo opuesto durante el acto sexual. /FOTO PINTEREST.

Tiene 40 años, no es gay, pero le encanta vestirse de mujer en la intimidad desde los 24 años. También quiere mantener su identidad anónima, así que lo llamaremos Freddy.

“Todo comenzó hace 16 años cuando una novia por juego me ponía sus tangas y brasieres, eso en un momento dado me empezó a excitar muchísimo, tanto que ya solo hacíamos el amor si yo tenía las prendas femeninas puestas”, describió.

Fetichismo travestista es como se conoce el comportamiento que tiene Freddy, el cual hace referencia al acto de vestirse con ropa del sexo opuesto, es más, una persona puede travestirse en distinto grado y no tiene que usar toda la ropa de mujer, pues puede hacerlo únicamente con las prendas interiores, que es lo que le gusta a Freddy. Incluso la mayoría de los hombres que tienen este fetiche no son gay. La relación entre el fetichista y la mujer duró 2 años. Su gusto era tal que “cuando estaba en el Ejército ella me mandaba encomiendas de sus calzones y sostenes para que yo me vistiera”, aseguró el hombre, que ahora no tiene pareja y busca en las redes sociales con quién cumplir su fetiche. “Esto me excita mucho, es lo que más me gusta del sexo. Ya visité un especialista, me dijo que era un fetiche y que no estaba mal. Actualmente tengo 40 prendas femeninas para ponerme, entre cacheteros, medias veladas y baby dolls, entre otros”, finalizó el cuarentón. Definitivamente queda comprobado que nuestra ciudad es como una tiendita de pueblo: chiquita, pero tiene de todo pa que se divierta.

Eliana Mejía, sexóloga y psicóloga

¿Es normal tener un fetiche?

“Hacerlo es totalmente sano porque estamos hablando de relaciones sexuales y de erotismo, no de ninguna patología. Siempre y cuando se haga con la aprobación de los involucrados. Por ejemplo, mucha gente pensará que la masturbación es un fetiche, pero es un comportamiento erótico muy normal que se brinda la persona. El fetiche es algo muy diferente”.

¿Cuándo sé que tengo un fetiche?

“El fetiche es cuando un ser humano no es capaz de sentir placer sexual hacía otra persona, sino que solamente lo siente hacía un objeto o una situación. Es decir, que necesita ese objeto, lugar o situación para sostener un encuentro íntimo con un individuo. Ese objeto pueden ser unos tacones, unos pies, una cuerda, un carro, en fin, son muchas cosas. Su placer depende de algo y no de alguien”.

¿Qué diferencia hay entre un fetiche y una fantasía sexual?

“Hay fetiches que van desde el gusto por la ropa hasta sustancias como el semen, el vómito, el excremento o la dominación, entre otros. ¿Cuál es la diferencia entre quien tiene una fantasía o un fetiche? Por ejemplo, alguien quiere amarrar a la pareja, lo hizo y pasó bueno. AI otro día quiere jugar con velas, luego otra cosa diferente; esas son fantasías. Un fetichista es quien en cada encuentro sexual necesite amarrar a la persona para tener excitación. La fantasía es flexible, el fetiche no lo es”.

¿La gente consulta por los fetiches?

“Muy poco porque generalmente las personas que tienen fetiches como patologías son egosintomáticos, es decir, que no les molesta y están de acuerdo con lo que sienten. Generalmente los que sí consultan son las parejas que no están de acuerdo y se están sintiendo afectadas”.