La Angelina iraní agoniza por el coronavirus en una cárcel

Yuliana Zuleta Villegasyuliana.zuleta@qhubo.com ¡Esta mujer no es cuento, sí existe y así se ve! Se llama Fatemeh Khishvand, tiene 22 años, es iraní y se […]

Yuliana Zuleta Villegas
yuliana.zuleta@qhubo.com

¡Esta mujer no es cuento, sí existe y así se ve! Se llama Fatemeh Khishvand, tiene 22 años, es iraní y se volvió famosa en 2017 por las radicales cirugías a las que se sometió con el fin de parecerse a Angelina Jolie. Pero por estos días de pandemia, la mujer que es apodada como ‘La Angelina Jolie zombie’ vive un calvario.

Resulta que en octubre de 2019 fue enviada a la cárcel por incitar a la violencia en las redes sociales. Allí se contagió de coronavirus, enfermedad que la tiene entre la vida y la muerte, dependiendo de un ventilador para respirar, según informó el Centro de Derechos Humanos de Irán. “La celebridad adolescente está actualmente conectada a un respirador en el Hospital Sina en Teherán. Ella se infectó de Covid-19 y está bajo custodia estatal, mientras que el juez que tiene el poder de liberarla no quiere”, aseguró su abogado, Payam Derafshan.

Además, el defensor cuestionó el actuar de la justicia. “Consideramos inaceptable que esta joven mujer haya contraído el coronavirus en estas circunstancias mientras su orden de detención se ha extendido durante todo este tiempo en la cárcel y el juez rechace la solicitud para que cumpla su condena en casa”, finalizó.

Fatemeh Khishvand quería parecerse a la estrella de cine Angelina Jolie.

Pese a esto, recientemente en la república islámica liberaron de manera temporal a aproximadamente 85.000 reclusos, con el objetivo de evitar la propagación del virus.

“Solo quería agradar a la gente”

En su última entrevista al canal de televisión iraní IRTV2, habló acerca de su relación con las redes sociales y cómo estas le modificaron la vida. “Mi sueño de la infancia era ser famosa. Vi que la gente seguía lo que hacía y, cuando los likes comenzaron a crecer, sentí que estaba haciendo lo correcto, pues solo quería agradar”.

La mujer, que ahora se debate entre la vida y la muerte por el coronavirus, también expresó arrepentimiento por su delito. “La vulgaridad en las redes sociales recibe mucho clic y me descresté por eso. Mi madre me pidió que parara, pero no la escuché. A veces, las palabras de un extraño o un amigo pueden ser más importantes que las de un padre”, finalizó la joven.