El síndrome anal inquieto, otra secuela del Covid-19

Al Covid no le bastó con enfermar e indisponer a los 235 millones de personas alrededor del mundo que se han contagiado. Incluso, después de […]

Al Covid no le bastó con enfermar e indisponer a los 235 millones de personas alrededor del mundo que se han contagiado. Incluso, después de recuperados, varios pacientes han experimentado diversos síntomas tras superar la enfermedad cuyas consecuencias tienen a más de un médico cogiéndose la cabeza a dos manos.

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Un buen ejemplo de los recientes enigmas médicos abiertos por el coronavirus surgió en Tokio (Japón), en donde se reportó el primer caso de una secuela anal a causa de este virus. Sí, lo leyó bien. A un ciudadano de esta urbe asiática, según reportaron los doctores que lo trataron, le dio el síndrome del ano inquieto, todo un compendio de dolores y estímulos nerviosos por detrás que tienen al enfermo viviendo un infierno.

Entrevistamos a 2 médicos expertos para, junto a las conclusiones del cuerpo médico japonés, encontrar una respuesta lógica a este insólito síntoma postcovid.

Ni recuperándose del Covid se salvó

Itaru Nakamura y Takeshi Inoue son el par de médicos que vieron, 21 días atrás, ingresar al hospital a un paciente de 77 años de edad complicado por Covid. De acuerdo con el relato de ambos doctores, el hombre llegó al centro asistencial con un cuadro de tos severo que, un par de días después del ingreso, evolucionó en la neumonía ocasional que provoca el Covid en las personas contagiadas.

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Al cabo de 14 días, según el reporte médico, el paciente evolucionó exitosamente y fue enviado a su casa, de donde volvió a los 5 días con un profundo problema de insomnio y ansiedad ocasionado por un fuerte dolor en el ano.

El infierno en vida

Con el pasar de los días, el paciente también se mostraba ansioso e incapaz de mantenerse quieto. El insomnio hizo de las suyas y también ocasionó una fuerte pérdida del sueño.

De hecho, era tal el dolor y el desespero ocasionado por el incidente en el ano, que el señor solicitaba a los médicos que lo dejaran hacer ejercicio, ya que era la única forma en la cual podía olvidar la molestia en el ano y, al cabo de una acumulación de cansancio, dormir algunas horas para ser posteriormente despertado por el dolor.

No obstante, mientras los médicos hacían todo lo posible por hallar la relación entre un síntoma tan particular con las secuelas postcovid, un nuevo dolor de cabeza le llegó al paciente y a sus doctores tratantes.

Síndrome de las piernas inquietas

Al cabo que el dolor por detrás se mantenía e incluso, por momentos llegaba a acrecentarse, el paciente comenzó a ver cómo sus piernas se comenzaban a mover de manera involuntaria de un lado para otro.

Este mal, aunque particular, ya fue más fácil de diagnosticar, pues se trataba nada más y nada menos que del síndrome de las piernas inquietas, una enfermedad en el sistema nervioso que provoca una alteración en la autonomía motora de las extremidades.

Secuela del ano inquieto

Atando cabos con base en los resultados médicos, los doctores tratantes se dieron cuenta que, por el lado rectal, el paciente mostraba rastros de hemorroides, pero no se evidenciaban heridas rectales, algo que los llevó a estudiar el cerebro del paciente, en el que sí que se encontraron algunos problemas neurológicos que estaban ligados al síndrome de las piernas inquietas.

En la opinión del neurólogo Federico Sandoval, consultado por Q’HUBO, “el Covid deja en su mayoría secuelas neurológicas que se reflejan en anomalías motoras y reflejos de dolor en partes del cuerpo que aunque no estén lesionadas, producen un dolor que se conoce erróneamente psicológico

Miguel Vivas.