Orlando Berrío, goleador dorado

Orlando Berrío habló con Q’HUBO sobre su vida, su travesía en el exterior, su familia, Atlético Nacional y su nueva realidad en Rionegro.

Orlando berrío
Este semestre, Orlando volvió al fútbol colombiano para jugar con Águilas. /FOTO: ÁGUILAS

Una de las figuras que regresó este semestre al fútbol colombiano es Orlando Berrío, el cartagenero al servicio de Águilas Doradas espera ampliar su cuenta goleadora y ayudar al equipo antioqueño a regresar a los cuadrangulares.

Berrío habló con Q’HUBO sobre su vida, su travesía en el exterior, su familia, Atlético Nacional y su nueva realidad en Rionegro.

Los inicios de Orlando Berrío

Inicios en Cartagena. “Nací en el barrio Las Palmeras, con mi familia compuesta por mi padre Orlando Berrío, mi madre Nori Meléndez y mi hermana Dayana Berrío. Fue una infancia muy feliz, le tomé amor al fútbol, a pesar que mi padre practicaba el sóftbol. Nunca me fui por ese camino, una sola vez practiqué el sóftbol y me dieron un batazo que me abrieron la ceja, no quise saber más de eso. En mi casa me apoyaron con el fútbol, el plan familiar era que me acompañaran a los partidos, algo que les agradezco por siempre”.

Su padre Orlando y su hermana Dayana siempre lo apoyaron en su sueño de futbolista. /FOTO: IG@orlando28oficial
Su padre Orlando y su hermana Dayana siempre lo apoyaron en su sueño de futbolista. /FOTO: IG@orlando28oficial

¿Cómo fue su llegada a Antioquia? “Llegó en 2008 gracias al profesor William Borja, hago las pruebas en Nacional, me dejan en el equipo de Primera B con 17 años. Gracias al profesor Jaime ‘Jimmy’ Arango, aprendí muchas cosas y me ayudó a esa adaptación, eso me sirvió para crecer como futbolista”.

¿Cuándo fue su debut, esas dificultades, su paso por Millonarios y Patriotas para regresar a Nacional? “Debuté profesionalmente en 2009 con el profesor Luis Fernando Suárez. Luego me fui a Millonarios, pasé por Patriotas y a mediados del 2013 regreso a Nacional. Creí que no me iba a quedar, tenía una oferta para irme al exterior, no llegaron los pasajes, pero el profesor Juan Carlos Osorio me pidió que entrenara con el equipo unos días, mi intención era irme al exterior, veía que el grupo estaba completo. A la semana, el profesor me pide que me quede, salí de esa reunión, llamé a mi papá y él me dijo que si era capaz de competir para ser titular en Nacional, me quedara, si no que me fuera. Tomé la decisión de quedarme, no fue fácil tomar el ritmo, pero las ganas de triunfar hicieron que todo valiera la pena, los títulos fueron muy motivantes”.

50 goles anotó Orlando Berrío en 307 partidos oficiales.

Alegrías y revanchas

River Plate, la final perdida y su revancha. “Perder esa final de la Sudamericana nos dolió muchísimo, pero fue un momento que teníamos que pasar para ganar cosas importantes más adelante. Luego llegó el 2016 lleno de mucha felicidad. En el 2019, me saqué esa espinita con Flamengo, así al frente estuviera Franco Armani que me rompió el corazón verlo llorando, pero uno tiene que pensar en uno y eso me llenó de felicidad”.

La Copa Libertadores 2016, ¿cómo fue esa experiencia? “El grupo se mantuvo, sabíamos que podíamos triunfar y la llegada del profesor Reinaldo Rueda catapultó a terminar de cuajar la idea dentro del campo, armar ese grupo y en cada cancha, teníamos la confianza que podíamos ganar los partidos”.

“Hace poco, un hincha me vio y me abrazó, me dijo que nunca en su vida había gritado tanto un gol como el de Rosario. Eso me llena de emoción y orgullo”.

¿Qué sintió en ese gol contra Central al 94? “Son miles de anécdotas alrededor de ese gol. Cada año va tomando más importancia de lo sucedido. Son cosas que me llenan, me enorgullece haber quedado en la historia de Nacional. Recordar esos momentos son únicos, van a quedar por siempre, como el gol de la final para catapultar lo que hicimos en la ida y lograr el título. También me acuerdo la pelea, eso no se hace, pero no me arrepiento como celebré ese gol”.

¿Cuál es el mejor estadio donde jugó? “Soy un enamorado del Atanasio, la energía que hay dentro de ese estadio, está a la altura de cualquier escenario. El Maracaná es otro lugar que vibra, jugar con 80.000 personas ha sido de las cosas más bonitas que me ha pasado en la vida”.

En el alma de Berrío

¿Qué son Dominique y Francesca para su vida? “Mis hijas son una parte importante de mí, son bendiciones. Cada año que nació una, tuve la oportunidad de ganar la Copa Libertadores, en 2016 nació Dominique y en 2019 Francesca. Me alegran el día, trato de estar con ellas todo el tiempo, aprendiendo, con la equitación, el ballet que tanto les gusta, junto a mi esposa Leidy Peña, es mi gran ayuda y mi gran apoyo. Mi familia es lo más grande que tengo”.

Comida favorita. “Me encanta el mote de queso, que es una comida tradicional de la Costa, cada que puedo me deleito. En Brasil me gustaba mucho la carne, los rodizios son muy buenos y en Emiratos Árabes recuerdo un postre turco, se llama la baklava, cuando podía comer, la disfrutaba mucho”.

¿Qué tiene el número 28? “Cuando subí al equipo profesional de Nacional, todo el mundo peleaba por el 9, el 10 y el 11. Yo quiero jugar, por un número nunca he peleado. Un día me dieron el 28, me gustó, me empezó a ir bien, la gente me identificó. Fue una marca mía que llegó de casualidad y me ha acompañado en mi carrera”.

“Me gustaría estudiar, ayudar a los jóvenes a tener esa transición de la base al equipo profesional. Estar preparado en lo mental y lo físico”.

Dejando huella en el exterior

¿Cómo fue su experiencia en Brasil? “Fue muy lindo vivir en Brasil, Flamengo es un equipo muy popular, ganar títulos con ellos fue muy bonito. Quedó en mi corazón, el hincha me apoyó en todo momento y fue muy agradecido. Cuando ganamos la Copa Libertadores, nos estaba esperando un mar de gente. Mi hija Francesca es brasileña, mi vínculo será eterno allá. Cuando estuve en el América, fue llegar a un equipo más pequeño, logramos mantener la categoría y clasificar a la Libertadores, es un equipo muy organizado, con una hinchada muy fiel, tienen más de 110 años de historia y fue grato estar allá, es un club muy familiar”.

¿Cuál fue su experiencia en Emiratos Árabes? “No fue lo que yo esperaba, me encantó conocer una cultura nueva, quizás hubiese querido jugar más, pero fue una experiencia bonita, donde pude vivir y aprender, me trataron muy bien allá”.

Regreso a tierra montañera

¿Cuáles son sus metas con Águilas? “Me siento muy contento de estar acá en Águilas, gracias a don Fernando Salazar que me abrió sus puertas de este club, al profesor Leonel Álvarez por darme un lugar en el grupo, a los compañeros por ayudarme a adaptarme de la mejor manera, ya sumé unos minutos de juego, me sirvieron para sacarme esa presión y la ansiedad que tenía, espero seguir mejorando y ayudar al equipo para lograr los objetivos”.

¿Cómo se imagina volver al Atanasio? “Va a ser muy especial, será muy emotivo. Estoy agradecido con el hincha de Nacional, están en mi corazón. La manera en la que demuestro es mostrando mi juego. Voy a tener otra camiseta, soy un profesional y me debo ahora a Águilas”.

Por Juancho Serrano / jcas37@gmail.com

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