
Catalina Gómez tuvo la oportunidad de abrirse camino en la presentación, un sueño que tuvo desde siempre. Sin embargo, cuando se le dio, prefirió dejarlo todo para acompañar a su esposo, el actor Juan Pablo Llano, y conformar la famiia que ahora tienen con sus hijos Violeta (12) y Matías (10).
De eso hace ya 10 años (ya llevaba 5 de novia y 5 de casada) y por ningún momento se ha arrepentido. Por eso se ha convertido en ejemplo para muchos que destacan su entrega y su rol de mamá.
La paisa nos habló de lo que ha sido su vida entregada a sus pequeños, su papel de esposa y sus deseos de volver a la pantalla.

¿Cuándo supo que quería estar en el mundo de la televisión?
“Siempre tuve claro que quería ser actriz, presentadora, estudiar comunicación social, pero en mi familia no les parecía muy chévere que yo estuviera en el medio del modelaje por los mitos que había en su momento”.
¿Qué le dejó ‘Protagonistas de novela’ (2003)?
“Fue una experiencia muy enriquecedora, igual que difícil en muchos aspectos. Porque es pasar de modelo local, del anonimato a traspasar regiones, pero fue la puerta. Empecé en Estilo RCN y al mismo tiempo fui esposa. Como para mí lo primero siempre ha sido la familia, dije: ‘yo quiero tener mis hijos’. No era un impedimento para seguir en la televisión, pero sí una razón para alejarme, porque mi esposo se iba a ir a Estados Unidos con propuestas en Telemundo”.
¿Era decidir?
“Era: o me voy con él y me dedico a mis hijos y la familia como tal o me quedo cosechando fama, pero sin seguir lo que realmente me gusta. Siempre he sido superestructurada: el colegio, una carrerra, casarme, derechita en el deber ser. Entonces en el canal les dije: ‘chao, que me voy a procrear’ (risas)”.
Y se fue…
“Tomé la decisión de irme detrás de mi esposo teniendo en cuenta que siempre he sido como la administradora en cuestiones de negociaciones, el tema de imagen. Entonces dije es trabajar en equipo y si llegan los hijos, estamos preparados: y eso fue de una”.
¿Se preparó para ser mamá?
“Yo me preparé leyendo todos los libros que existían en el mercado en ese momento y me juraba la más preparada… Y cuando fui mamá entendí que no hay libros, no hay manuales, porque están basados en una personalidad específica, pero no realmente en tus hijos. Yo decía, con estos libros hago una fogata, porque no me sirven para nada (risas)”.

¿Quién es el estricto?
“El que lleva como las riendas es Juan. Es el que uso para decir: ‘le voy a decir al papá’, y funciona. Yo soy muy alcahuete, sí. Por ejemplo: está haciendo mucho frío en Bogotá, una tormenta miedosa y yo soy capaz de no mandarlos al colegio. Juan es: ‘no, pues cómo’”.
¿Sufre de celos?
“Uno con un actor no puede ser celoso. Yo veo las escenas y hasta le digo: ‘no, no la besaste como era, en la próxima escena cógele la nalga, no sé (risas)’. Yo soy como un hombre, pasada de fresca”.
¿Quién se ganó la lotería?
“Yo me la gané con Juan, total, y creo que él se la ganó conmigo. Creo que una de las claves es ser libres. La frase de Juan es cierta: no hay parejas felices sino personas felices que forman pareja”.
¿Cómo asumió llegar al cuarto piso?
“Uy no. Yo no quería llegar a los 40. Cuando estaba chiquita veía a las cuarentonas como tan viejitas. Pensaba… ¿Será que estoy así de viejita y no me veo? Pero no, un día alguien me dijo: ‘siéntete afortunada de verte así a los 40’. No puedo decir: me encanta cumplir años, pero a mis 40 veo otras mujeres muy deterioradas entonces digo: ‘bueno, algo estoy haciendo bien’ (risas)”.
La historia de amor
“Estudiamos en la misma universidad, él, publicidad y yo comunicación social… Él era como el más papacito de la U, entonces una de mis mejores amigas me dijo: ‘a mí me encanta Llano’. Yo siempre he sido supermontadora y él iba pasando y yo lo llamé. Ni siquiera lo veía, era solo por molestarla a ella. Llano, por su parte, casi se muere porque le hablé yo, mientras yo solo me estaba burlando de mi amiga. Él trabajaba en un bar de rock en Las Palmas (Medellín) y yo iba. Él me cuenta que ya me había visto allá y que decía: ‘esa nena me encanta’, y cuando me vio en la universidad dijo: ‘no puede ser’. Me cuenta que le decía a sus amigos: ‘esa mujer va a ser mi esposa’. Ya me encontraba con él todo el tiempo, nos veíamos en el bar, yo estaba enfocada en que se fijara en mi amiga, hasta que ella me dijo: ‘no, olvídalo, él está es todo contigo’. Yo tuve una relación maluca con mi ex, entonces él fue ese angelito que llegó a liberarme de muchas cosas. Al que le van a dar le guardan y ahí estamos, hace 20 años”.